SITUACIÓN DE LAS ARTES VISUALES EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

11 de Març de 2005
AAVC
Domingo Mestre (United artists from the Museum) 07-03-2005 Impulsado por la Fundación Arte y Derecho y la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña se está realizando un estudio, Dimensión Económica de las Artes Visuales en España, que por primera vez permitirá obtener datos fiables, a escala estatal, sobre el peso económico de la actividad creativa en el sector de las artes visuales. Esta investigación, pionera en el sector tanto por su dimensión como por sus objetivos, está subdividida en dos partes netamente diferenciadas.

La primera atendía el aspecto cuantitativo del estudio y buscaba la obtención de cifras fiables a partir de una serie de encuestas realizadas a una selección de agentes e instituciones que se han considerado representativos del sector. A día de hoy el trabajo de campo ya ha sido concluido por la empresa Artimetría y podemos adelantar que los resultados finales contarán con un margen de error entre el 6% y el 6,5%. La segunda parte, encargada de valorar el peso económico de los intangibles del sector, se encuentra todavía en marcha y está enfocada desde una perspectiva fundamentalmente cualitativa. Habiendo colaborado en la primera fase del estudio como enlace de Artimetría en la Comunidad Valenciana, estoy participando también en esta segunda como agente encargado de aportar mi percepción personal del estado del sector en nuestro ámbito local. En el marco de esta segunda investigación, diferentes representantes de los sectores profesionales implicados (artistas, galeristas, gestores culturales, profesores y representantes de las diferentes administraciones) hemos mantenido recientemente algunas reuniones de trabajo. Como guión previo a la primera de estas convocatorias, que se celebró en Barcelona, se nos propuso que contestáramos una pequeña encuesta. A raíz de ella, se me ocurrió hacer extensivas estas mismas preguntas a otros agentes locales que, a mi juicio, podían conocer mejor que yo algunos aspectos concretos de nuestra particular situación y, posteriormente, colgar este informe en Internet para ver de abrir un debate interno sobre la realidad cotidiana de nuestra situación específica. A continuación adjunto tanto mis propias respuestas como las que José Albelda, Álvaro de los Ángeles, Josep Benlloch, Daniel G. Andújar y David Pérez me han facilitado.*
– Respuesta a la pregunta (A) ¿Cómo evalúa Ud. que estaba el subsector a nivel económico (y si cabe el sector Artes Visuales) hace 5 años? (P. ej. en el caso del subsector Creación la pregunta sería: ¿Cómo evalúa que estaba el sector creación hace 5 años?)

Para entender la situación de las artes visuales hace aproximadamente un lustro es necesario referirse a la atípica situación creada por la llegada al poder de Eduardo Zaplana en la Comunidad Valenciana. Así pues, cabe suponer que hace cinco años buena parte de los creadores y demás agentes valencianos relacionados con las artes visuales se las prometían muy felices puesto que la estrategia de Consuelo Ciscar, en la que prometía que “más pronto que tarde habría caramelos para todos/as”, se encontraba entonces en su fase más expansiva. Sobre aquella etapa no puedo aportar cifras porque el secretismo fue —y sigue siendo— la norma en este campo, tal como ha denunciado repetidamente Pau Rausell desde el área de Economía de la Cultura de la UV. No obstante, es por aquel entonces cuando las artes visuales se convierten en la niña mimada de las políticas culturales de la GV. De hecho, con el fin de siglo empieza su andadura la facultad de BBAA de Altea y poco después se inaugura el EACC al tiempo que se multiplican tanto la edición de vistosos catálogos y libros de arte como las colectivas de artistas valencianos en el extranjero (especialmente en perdidas ciudades de Latinoamérica), una estrategia que se complementa con pequeñas ayudas a casi todos los sectores: artistas jóvenes, Galerías… . Paralelamente, algunos, ciertamente los menos, intentábamos denunciar algunas contradicciones que ya en aquel momento resultaban evidentes. Así, por ejemplo, que las grandes exposiciones en países con un mercado del arte inexistente no servirían de gran cosa a los artistas, aunque sí que suponían el desvío de unos fondos públicos que inicialmente habían sido presupuestados para la promoción de la cultura hacia el fomento del comercio exterior y el beneficio privado de determinadas empresas de la Comunidad. O que la concentración de poder que suponía la creación del Consorcio de Museos, un ente que llegó a decidir con absoluto despotismo y bastante falta de criterio la programación de la práctica totalidad de los Museos y salas de exposiciones públicas, acabaría convirtiendo el panorama artístico valenciano en un provinciano erial creativo. En este sentido hay que tener en cuenta que la perversa política de producción de “exposiciones por lotes” llegó a obligar a las pequeñas instituciones (Casas de Cultura, etc.) que aún gozaban de cierta autonomía ha adquirir ‘paquetes’ que decidían su programación completa, algo que indirectamente asestó un durísimo golpe a quienes intentaban mantener su independencia crítica o, simplemente, sobrevivir al margen de la generosa tutela de Consuelo Ciscar & Co.

– Respuesta a la pregunta (B) Cómo está el sector actualmente.

Tras los insostenibles excesos de la etapa Zaplanista el periodo Camps se está caracterizando por el recorte generalizado de los gastos. Una política que, sin embargo, no cabe considerar tan siquiera de saneamiento ya que el legado zaplanista contiene una serie de hipotecas y de contratos blindados que imposibilitan, al parecer, cualquier actuación seria en este sentido. A modo de inventario cabe destacar que a día de hoy el EACC continúa cerrado con la excusa de unas falsas reformas que probablemente nunca se realizarán; que la Facultad de BBAA de Altea está totalmente desacreditada por los 12 despidos de profesores desafectos al régimen marcado por el ex Decano Ramón de Soto y relacionado con la firma de actas falsificadas; que el proyecto del Museo del siglo XIX (que en su día sirvió de excusa para el desmantelamiento del Centro del Carmen del IVAM) sigue estancado ya que, por el momento, tan solo está prevista y presupuestada la construcción de un despacho para su Director; que en 2004 han desaparecido las becas de Art Visual sin que nadie se haya molestado en dar explicaciones públicas; que, pese a las reiteradas promesas del partido en el poder (PP), muchos escolares valencianos siguen asistiendo a sus clases en barracones; que el despropósito bienalístico continúa pese al escaso eco conseguido —aunque al no haber presupuesto ya más que para pagar el sueldo de su director (Luigi Settembrini) la III Bienal se reducirá tan solo a una exposición de artistas mayormente valencianos—; que las obras de construcción del Palau de les Arts acabarán cuadruplicando su presupuesto inicial (hablamos de 300 millones de Euros) sin que a un año de su inauguración se sepa todavía para que se va a utilizar este mastodóntico edificio; que aunque no hay intención —ni dinero— para ejecutar la jaula de remate de la ampliación del Nuevo IVAM el proyecto se va a presentar en ARCO como si se fuera a construir; que Cosme de Barañano, el cesado ex director de este museo continúa cobrando parte de su sueldo de la Generalitat (eran cerca de 300.000 € anuales) por dirigir una increíble Cátedra de Investigación en Altea o que Consuelo Ciscar, la actual directora del desacreditado IVAM, se acaba de gastar una cuarta parte de su presupuesto anual (120.000 €) en comprarle una instalación a Miquel Navarro, una maniobra bastante incomprensible dado que fue inicialmente presentada a la prensa disfrazada de generosa donación del artista. En el apartado positivo creo que apenas cabe destacar la aparición de nuevas herramientas como e-valencia.org, una web diseñada por el artista Daniel G. Andújar que ha facilitado la organización de algunas medidas de protesta y de presión por parte del hasta entonces desvertebrado sector artístico valenciano. En esta misma dirección, quizás haya que interpretar también como un signo esperanzador que alguien como Juan Vte. Aliaga se haya significado recientemente contra la actual política cultural del PP en un duro artículo, “Barco a la deriva: sobre las políticas artísticas del PP”, publicado en la edición de la CV del diario “El país”.

– Respuesta a la pregunta (C) Cómo estará el sector en cinco años.

Sin temor a errar demasiado creo que dentro de cinco años, en términos generales, cabe esperar una situación semejante o todavía peor; y ello independientemente de quienes estén gobernando en la Comunidad Valenciana. Me atrevo a hacer este pronóstico basándome en la siguiente apreciación: si el desbordamiento de la deuda de la Generalitat ya ha provocado, a día de hoy, el patético escenario anteriormente descrito (téngase en cuenta que la CV hace tiempo que se convirtió en la Comunidad porcentualmente más endeudada), la estrategia del actual equipo de Gobierno, consistente en continuar asumiendo más gastos de los que puede cubrir y financiando los créditos con astutos periodos de carencia, sólo puede traducirse en un mayor deterioro de las actuales condiciones ya que esta desleal estratagema reducirá todavía más los márgenes de actuación de las políticas futuras, especialmente en todas aquellas áreas que no ostenten la consideración de prioritarias.

– Respuesta a la pregunta (D) Qué acciones o cambios propondría para el mejoramiento de este sector.

Ante este escenario caracterizado por las restricciones presupuestarias cabría reivindicar, en primer lugar, una concepción menos instrumental de las artes y de la cultura en general. Un detalle que también ayudaría bastante sería que los puestos de dirección en Museos y Centros de Arte fueran ocupados por verdaderos profesionales con proyectos concretos y bien definidos; y que estos empleos clave dejaran de utilizarse como refugio o destino de consolación para políticos frustrados o en declive (así Consuelo Ciscar arrinconada en la dirección del IVAM tras haber sido Secretaria Autonómica de Cultura o el anterior director de Canal 9 que ahora ha sido relegado, pese a que carece del más mínimo conocimiento de arte o de museología, a la dirección del inexistente Museo del s. XIX).

ANEXO
———

——- Respuestas de José Albelda (pintor, profesor de la UPV y encargado, hasta su desaparición, de la política de becas de ART VISUAL de la GV).

– (A) – En mi opinión fruto del rédito político que la promoción de las artes visuales ha conllevado en las últimas décadas, hubo un considerable aumento presupuestario en diferentes áreas, no sólo en Artes Plásticas, también en Artes escénicas… . Pero no siempre contemplando a priori un estudio del interés de la población-objetivo (como espectadores, receptores últimos) de los programas que se generaban, aunque sí era acogido positivamente por un amplio sector de los productores (artistas).

– (B) – A nivel económico hay un recorte presupuestario en el Área, fruto en parte a cuestiones generales de endeudamiento en años anteriores –tanto del sector como del gobierno autonómico en general-, si bien da la sensación de que sigue sin existir un estudio especializado de la política cultural en función de la gran diversidad de población-objetivo. Este aspecto sería deseable tanto desde el punto de vista sociocultural como político. También sería interesante –desde el punto de vista de lógica de presupuestos- hacer un estudio de la relación entre inversión en Programas y resultados obtenidos (público, difusión horizontal, calidad…).

– (C) – Uno de los grandes problemas del sector son las fluctuaciones tanto presupuestarias como de política de programación en función de los cambios políticos que sucesivamente se producen. Sería deseable mantener un mínimo de continuidad basado en criterios de una comisión técnica que permitiera unas garantías tanto de promoción artística como de continuidad de los Programas que hayan sido mejor evaluados (a nivel de calidad e interés social). Por otra parte, es difícil arriesgar una opinión en sentido económico, aunque todo parece apuntar en que las instituciones políticas seguirán apostando por las artes visuales por su carácter de contemporaneidad, rédito de imagen y confluencia con un mercado también muy activo a nivel privado.

– (D) – Como ya he mencionado, un estudio independiente de interés de la población-objetivo así como del sector productor (potenciando sobre todo aquellos subsectores no apoyados por el mercado); consensuar unos mínimos de continuidad en aquellos programas bien valorados al margen de los cambios políticos; potenciar comisiones de asesoramiento independientes para la propuesta y actualización de programas; elaborar estudios independientes sobre el funcionamiento de los Programas en curso atendiendo a variables como opinión pública, relación coste-calidad-interés social, etc.

——- Respuestas de Álvaro de los Ángeles (Crítico de arte)

Colaborador del suplemento cultural Posdata, del periódico Levante-EMV (el de mayor tirada y ventas de la Comunidad Valenciana)
Co-editor y co-director de la revista de cultura contemporánea mono
Forma parte del equipo editorial de e-valencia.org
Colaborador esporádico en revistas de arte tales como: Kalías (IVAM), Papers d’Art, El Temps d’Art, Lápiz, Arte Contexto, Transversal, Mute (Londres), Cimal, entre otras.
Prologuista de diversos catálogos de artistas, entre ellos: Muntadas, Joan Fontcuberta, Mira Bernabeu, Lynne Cohen, Bleda y Rosa, Daniel G. Andújar, Chema López, Pilar Beltrán, entre otros/as.

– (A), (B), (C), (D) Llevo colaborando desde noviembre de 1998 en el suplemento Posdata, el único espacio escrito de carácter semanal y periódico que dedica dos páginas a la crítica de arte en las exposiciones que acontecen principalmente en la ciudad de Valencia, su área metropolitana y, en ocasiones, alguna otra población de la provincia de Valencia o de la Comunidad.
Desde entonces el cambio dentro del medio ha sido significativo en el número y categoría de los colaboradores, entrando nuevos y dejando su colaboración o haciéndola cada vez más esporádica otros, que han ido ocupando corresponsalías de la Comunidad Valenciana sobre todo en suplementos de tirada estatal.
Una de las razones principales de la “pobreza” de la crítica actual (más cuanto más local resulta, aunque no imprescindiblemente) está basada en su precariedad. Ésta no sólo alcanza a la remuneración, sino también a la forma de trabajar y gestionar los propios suplementos culturales, los cuales siguen existiendo casi como dádiva que se ofrece desde un medio aparentemente sensible con la cultura contemporánea hacia un grupo de críticos que son, a la postre, los que los sustentan.
Lógicamente esta precariedad depende de los medios en los que se colabora, quedando meridianamente claro que el nivel de la crítica valenciana es paupérrimo en muchos aspectos.

Por página publicada, Levante-EMV paga 30,31€ netos. Cuando comencé, en 1998 y durante al menos los dos siguientes años, cobraba 4000 ptas. brutas. La nueva cantidad la vengo cobrando desde al menos cuatro temporadas y cobro exactamente lo mismo cuando he publicado algún artículo de Opinión o en otras secciones del periódico, como por ejemplo En Domingo.

La crítica en el ámbito de las revistas especializadas no es, en absoluto, más halagüeño. Comencé a colaborar con la revista Lápiz como co-corresponsal para la zona de Valencia y sólo quise realizar dos críticas, por las siguientes razones:
-En primer lugar, porque en las revistas mensuales o bimensuales se tiene que trabajar con mucho tiempo de antelación lo que provoca, en no pocas ocasiones, que se comente o critique la obra del autor sin haberse visto la exposición o que sólo se puedan criticar exposiciones en Instituciones, debido a que éstas duran mucho más tiempo.
-En segundo lugar porque la relación (al menos la mía) con los encargados suele ser muy distante. Los corresponsales ocupan un lugar muy pequeño y así es también su importancia.
-Finalmente, porque no pagan. Aunque decían que pagarían 5000 ptas. por artículo, nunca se cobraba. Con Lápiz, además, tuve que insistir hasta para que me enviaran las revistas en donde colaboraba.

Con ArteContexto tampoco he cobrado la crítica que realicé a la exposición de Juan Pablo Ballester en la galería Tomás March en abril de 2004. Recientemente les he recordado esta “factura” y de momento no han dicho nada. Después de una semana me proponían o bien pagarme la factura o bien “canjearla” por la subscripción anual (3 números) de su propia revista, indicándome que, puesto que la subscripción cuesta 72 € y el artículo “vale” 60€, aún salía ganando. En ARCO’05 me han dado dos ejemplares gratis.

Mientras esto ocurre, no nos parece extraño que se inviertan millones y millones en parafernalia espectacular, de la cual en Valencia tenemos numerosos ejemplos. Tanto la Ciudad de las Artes y las Ciencias, como eventos temporales (la Bienal de Valencia sin ir más lejos, o el desaparecido Encuentro Mundial de las Artes) ejemplifican a la perfección qué tipo de cultura interesa y cuál no promocionar.

La reciente polémica acaecida con la crítica de Echevarría al último libro de Bernardo Atxaga en el suplemento cultural Babelia, de El País, indica hasta qué punto la crítica incomoda cuando es sincera y resulta inútil cuando se comporta de una manera cortesana. Pues, si el crítico no puede expresar libremente su opinión al respecto de cualquier tema ¿qué sentido tiene la esencia misma de la crítica y las opiniones (acertadas o no) que defiendan los críticos?

No creo estar diciendo nada nuevo si afirmo que la labor del crítico adquiere de esta forma la tarea de una estupidez innecesaria que, sin embargo, sigue siendo utilizada por los medios como modelo de creación de opinión. Esto, por otro lado, se opone al planteamiento neoliberal de todos los grupos de opinión a los que sólo interesa su índice anual de beneficios.

Ya para acabar quisiera indicar que el Diario Levante-EMV mostró más de un 10% de beneficios de ventas en el pasado año. Nadie, sin embargo, piensa que eso deba repercutir en el dinero otorgado a los colaboradores externos. Algunos de los jefes piensan que deberíamos sentirnos pagados con el simple hecho de publicar en su medio. Bonita vuelta de tuerca donde lo que crea el propio medio (artículos de opinión y críticas) es lo que no debe pagarse.

——- Respuestas de Josep Benlloch (Galerista y profesor de la UPV)

– (A) -En concreto el sector de las galerías en España es bastante mediocre económicamente, quiero decir que a diferencia de las galerías extranjeras y sobre todo anglosajonas, centroeuropeas y americanas en España no se ha producido una fuerte capitalización de las empresas debido a que no existe un coleccionismo fuerte, tanto en el ámbito particular como institucional.

Por lo que atañe al sector privado se aprecia una gran diferencia con las colecciones extranjeras tanto en concepto como en inversión y por lo tanto esto ha repercutido directamente en artistas y galerías. Actualmente se aprecia un mayor flujo de compradores, después de Boom de los 80 y el posterior declive se nota una lenta recuperación en las ventas a particulares, pero no me atrevería a llamarles coleccionistas, es gente que se está informando y comienza a compra arte para colgarlo en las paredes de su casa, pero no creo que, de momento tengan un interés por coleccionar.

En referencia al coleccionismo institucional, ningún museo ha realizado una declaración de intenciones sobre los criterios para la formación de su colección por ello, se compra en función del gusto del director de turno, sin tener en cuenta la mayoría de las veces la línea anterior y en algunos casos con un marcado carácter de amiguismo, si a esto añadimos que los presupuestos no son públicos tenemos como resultado un túnel en el que por casualidad alguna vez te cae alguna compra que no sabes a que es debido.

Uno de los temas en relación con el mercado es ARCO, que más que una feria de arte de España parece una feria de Madrid a la que acuden los de la periferia. Si es una feria de arte de carácter comercial se debe dedicar a ello y todo el dinero que se mal invierte en pagar comisarios y directores extranjeros se lo podían ahorrar y si verdaderamente quieren realizar cursos que se repartan por todo el territorio nacional, bien celebrando diferentes seminarios en diferentes ciudades o todos cada año en una.

——- Respuestas de Daniel G. Andújar (Artista visual)

Hablo siempre desde una perspectiva ajustada a la realidad local y entiendo que se ha contextualizado suficientemente la singular política cultural valenciana.

– (A) Tal y como está en estos mismos momentos.

– (B) Nos movemos en un territorio aplastado por unas políticas culturales protagonizadas por la espectacularización del mundo de la cultura y el uso de los creadores como meros elementos de promoción, una herramienta más del marketing político.
El tramo que va desde la producción a la presentación simplemente no existe, el de la promoción y presentación está protagonizado por un elitista y reducido grupo de creadores que se han atrincherado a las faldas del poder (tipo Miquel Navarro, Manolo Valdés). Y las políticas de patrimonialización y preservación mejor no hablar, el coleccionismo público ha visto variar su línea en diferentes ocasiones y ahora mismo es tan solo un conjunto variopinto de diferentes proyectos.

– (C) Desgraciadamente no tiene pinta de cambiar a corto plazo, no hay una clara política cultural y si la hubiera prefiero no pensar en que se sustentaría.

– (D) Un cambio radical de las culturas culturales, más inversión en el desarrollo de contexto, más democratización de los órganos de decisión, mayor transparencia, la eliminación de las políticas de grandilocuencias (Bienal de Valencia, eventos mediáticos, etc.), inversión en la promoción y producción, ordenación y conceptualización de las colecciones públicas, eliminación de elementos folclóricos, ayudas a proyectos autónomos no institucionalizados… .

——- Respuestas de David Pérez, profesor de la UPV, crítico de arte y comisario de exposiciones (Bienal de Venecia, I Bienal de Valencia…)

– (A) y (B) -La situación existente en el ámbito valenciano hace cinco años era muy similar –a nivel institucional– a la que actualmente se da. Este hecho se debe a que la situación política no ha variado en el transcurso de este tiempo. En todo caso se debe señalar que esta situación se ha visto agravada en lo concerniente a determinados tics culturales. Entre los mismos pueden destacarse:

1. Carencia de un proyecto artístico-cultural sólido que vaya más allá de una política circunstancial.
2. Utilización espectacularizada y parquetematizadora de los medios disponibles.
3. Ausencia de rigor intelectual y consiguiente predominio de personalismos.
4. Desinterés por cualquier desarrollo y/o promoción cultural que no conlleve un beneficio inmediato de índole político-mediática.
5. Falta de transparencia en la gestión.

Desde una perspectiva económica considero que no existe una infraestructura mínima de mercado que pueda dar cabida a la oferta existente. Las galerías de arte que todavía siguen funcionando no han renovado prácticamente sus propuestas. A su vez, los nuevos espacios que en los últimos años han surgido desde la iniciativa privada considero que se enfrentan a complejas dificultades para perdurar, dado que sus posibilidades de supervivencia se hayan muy menguadas. Este hecho obliga a que tengan que pervivir o bien mediante otro tipo de actividades paralelas –lo cual es una solución a tener muy en cuenta– o bien gracias a la subvención, con la consiguiente pérdida de su hipotética independencia. La situación se torna mucho más grave cuando se descubre que el producto artístico de los espacios independientes es similar –a nivel poético y/o estético, aunque de calidad mucho más cuestionable– que el que se oferta en cualquier otro ámbito comercial y/o institucional.

– (C) -La situación podrá variar parcialmente si se modifican y corrigen a nivel político determinadas actuaciones. Con todo, no creo que este hecho sea por sí solo suficiente. El arte no es más que una actividad que se halla inmersa en una determinada sociedad. Los valores y criterios que ésta configura también se manifiestan en el ámbito artístico. De ahí que el mismo refleje actitudes que están impregnando nuestra vida económica y social. En este sentido, no considero que en tan breve periodo de tiempo pueda modificarse la realidad existente. A lo sumo –y si es que la situación política sufre algún cambio– podrían sentarse las bases que nos aproximaran a una situación menos irracional y abúlica que la que actualmente se está propiciando.

– (D) -Aunque resulte tópico afirmarlo es necesaria una renovación que no sólo afecte a ámbitos estéticos, sino también éticos. Una renovación que permita:

1. Revitalizar la autocrítica.
2. Aumentar la participación.
3. Menguar el protagonismo institucional.

Las medidas concretas resultan difíciles de precisar, pero las mismas tendrían que contar con:

1. La diversificación de canales de difusión y distribución.
2. La utilización autogestionada por parte de las personas implicadas en los recursos disponibles.
3. La colaboración y el apoyo de los medios de titularidad pública en la promoción artística y cultural.
4. La desvinculación de los proyectos institucionales de determinadas situaciones y/o problemas políticos puntuales.
5. La búsqueda consensuada de programas que puedan tener alcance a medio y largo plazo.

—————————————————————–
* Aunque tengo mis dudas sobre su relevancia final, quiero destacar que el hecho de que todos los agentes citados sean de género masculino es un dato a tener en cuenta pero del todo ajeno a mi voluntad. Personalmente tenía verdadero interés en contar con algunas opiniones libres de testosterona. Por eso, en la selección de agentes invitados incluí, deliberadamente, un número bastante similar de mujeres (5 artistas visuales que compaginan su actividad con otras tantas actividades profesionales). Lamentablemente, pese a las sucesivas prorrogas en el plazo de respuesta, ninguna de ellas me ha hecho llegar su contestación a tiempo.

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Re: Situación de las artes visuales en la CVbr> por el 07 Mar 2005 – 11:06 AM
Más vale lunes que nunca

Mª Josep Miquel (artista visual y profesora de la UPV)

En primer lugar, quisiera resaltar justo el hecho del desconocimiento
casi total respecto a la situación económica del sector creativo ya
que se supone que tanto por mi faceta de artrista como de profesora en
la facultad debiera tener mas conocimiento de estos asuntos pero creo
que resulta bastante obvio el panorama de desconexión entre creación-
retribución en prácticamente todos los casos. Son dos esferas que
pocas veces se tocan y, si lo hacen, no es de forma significativa, así que
no salimos del tópico artista vocacional más que por decisión por
puritita realidad insoslayable.

No obstante, en la asignatura de Proyectos se intenta (o se supone)
transmitir a los alumnos las diferentes posibilidades de financiación
en el ámbito de concursos, becas y convocatorias de todo tipo. Al
respecto, puedo decir que a mi parecer el panorama se ha ido
ensombreciendo estos últimos años en la Comunidad Valenciana. Han
desaparecido las becas de artes visuales que permitían la realización
de proyectos interesantes con subvención de materiales, montaje y
catalogo, han desaparecido las subvenciones a las pepinières
européennes que también daban la posibilidad de crear en el ámbito del
intercambio universitario, las becas de Injuve se han mantenido
precariamente con recortes presupuestarios y otras convocatorias que
se mantienen tipo L’Horta, dan un único premio de 1000 euros a uno de
los seis participantes que tienen que autofinanciarse materiales y
montaje a cambio de un catálogo que sigue siendo la zanahoria que nos
ponen para que piquemos. Del mismo modo, el concurso Valenciacrea se
limita a dos premios de 1500 y 1000 euros en todas sus facetas, la
sala Lambert te ofrece el catalogo (del que aún nos alegramos todos,
repito) y un espacio expositivo que cumple los mínimos, y así un
largo etc. de salas y concursos.

Por otra parte, las convocatorias de arte público que corren a cargo
de los ayuntamientos han conseguido ir consolidando algún que otro
circuito como el de la Marina que dinamizan en cierto modo el panorama
de creación. Más allá de su cuestionamiento como iniciativas apoyadas
o comprendidas por los lugares en que se realizan, resulta evidente
que las dotaciones económicas que ofrecen son más bien escasas, cosa
esta bastante comprensible dado que dependen directamente del
presupuesto de las poblaciones donde se realizan.

Frente a este panorama bastante desolador y sin entrar a discutir la
progresión o retroceso económico de las galerías, asunto que
desconozco por completo, tenemos un gasto público dedicado a Cultura
totalmente incoherente con este panorama de recortes presupuestarios,
aunque más que un gasto tenemos una deuda como la mayoría de
ciudadanos de la Comunidad sabemos a estas alturas.

La mayor parte de ese dinero se ha dedicado a grandes fastos y figuras
(estilo Bienal, Encuentro Mundial de las Artes, etc.) que poco han
revertido en el capital tanto financiero como cultural de la
ciudadanía. El interés por el arte contemporáneo, por el teatro
clásico o por algún que otro “elemento” cultural hipersubvencionado no
se ha incrementado ni un ápice, cosa totalmente lógica porque la
mayoría de ellos se han celebrado dándole totalmente la espalda tanto
a las iniciativas y agrupaciones locales como al teórico “público“ al
que van o por lo menos debieran ir destinadas. En respuesta a la
tercera pregunta sobre propuestas alternativas de gestión, creo que
resulta evidente que la generación o el apoyo a estructuras creativas
horizontales que permitan consolidar este sector es una asignatura
pendiente, cada vez más, de las políticas culturales de nuestra
comunidad. De esta manera se conseguiría un objetivo doble: promover
la emergencia de nuevas propuestas desde la base, fomentar el
desarrollo del sector creativo local que ya existe, y, puesto que este
ya está “infiltrado” en el tejido social de las poblaciones, extender
su conocimiento y disfrute a un sector más extenso de la ciudadanía.

Otro aspecto que pocas veces nos detenemos en valorar es el de los
audiovisuales, en el que debemos soportar sin cuestionamiento posible
un gran pufo continuo al que van destinadas toneladas de euros sin que
ello revierta más que en una degradación general de la cultura en
todas su facetas: la televisión local. Ni en el ámbito de la
producción ni en el de la emisión es discutible su pésima calidad, su
indiferencia ante cualquier alternativa local (véase la última
reclamación por parte de la asociación de músicos en lengua valencia
ante el ninguneo constante al que se ha visto sometida, reclamación
que suscribo plenamente) o la retribución abusiva de sus cómplices. No
sé si es que nos callamos por imposibilidad de actuar o por un deseo
inconsciente de olvidarlo.

Por no meter más el dedo en la llaga ni extenderme en temas que
resultan obvios a fuerza de dolorosos, me gustaría resumir el panorama
económico-cultural de esta comunidad incidiendo en la
instrumentalización generalizada que se hace tanto de sus medios como
de sus fines y deseando que el decantamiento por la banalidad y el
espectáculo se vea sustituido por otro tipo de funcionamiento
orientado hacia la participación real de creadores y espectadores.

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